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Del mundo y su constante estupidez. Dos observadoras siempre atentas de la necia indiferencia de un mundo cada vez más plano.
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De ser mujer, objeto, reflejo. Solo yo.


El aspecto fisico es un tópico tan recurrente actualmente que abordarlo resulta incluso tedioso. ¿Que no se ha ponderado sobre la frivolidad de la sociedad actual, la subjetividad de la belleza, la ternura de la intima percepción de la estética, la crueldad de la cultura estigmatizante? No seré yo, por cierto quién se dedique a ponderar con infulas de poeta en desuso sobre la belleza y sus infinitas variables como concepto humanistico. Solo diré que en mi país, en el momento histórico que me tocó vivir, el aspecto fisico es una idea que aborda todo tipo de vertientes, temas y matices. Venezuela, el país de las reinas de Belleza. De la vacuidad superficial de la cirugias innecesarias, el temor habitual de ser juzgada por su aspecto fisico. Un paraíso frivolo sumido en un caos perceptual.

De manera que me he dado cuenta que a veces se me olvida como ser mujer. Me defino como un Ouroboros Cenital o una hemafroda intelectual, para expresar mi creencia en el caos de la forma o la dualidad de los conceptos que forman mi basamento humanista. Pero en realidad, tales concepciones de mi identidad moral tienen poca relación con la feminidad tradicional. En mi país sobre todo, hay una idea más o menos abstracta que la mujer debe tener medidas perfectas - propiedad exclusiva al parecer de nuestro celebre Miss Venezuela - o parecernos a un modelo común de rostro, al que me niego a pertenecer. Además, se nos intenta convencer que el Universo femenino se divide en dos cualidades: O eres la Evapolita ( terrible combinación entre la Eva alfa y una fiel lectora de la revista cosmpolitan ) o Margaret Tatcher. Y como no soporto que me presionen, decidí no ser ninguna de las dos cosas. Asi que me paseo en el país de las mujeres hermosas, el petróleo y la revolución socialista de exportación, con mi cuerpo mujer real, mi cabello largo y desordenado y mis ojos atentos. Soy quién soy, libre e independiente y para mi, esa es la cualidad más cerval del verdadero paradigma femenino.



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